Actualmente a nivel mundial, en los Sistemas de Protección Catódica de Corriente Impresa, tanto los materiales utilizados como el funcionamiento mismo de los ánodos, son significativamente afectados por condiciones y substancias fuertemente agresivas que son producidas en el proceso electroquímico anódico, como son: ambientes con pH bajos, oxidantes fuertes y gases muy corrosivos.
En el área del Golfo de México, condiciones dominantes de clima tropical húmedo y suelos tipo Gleysoles y Fluvisoles, favorecen lecturas en parámetros como: contenido de oxígeno, resistividad del suelo, concentración de iones solubles (cloruros, sulfatos, nitratos, nitritos), pH (acidez) del suelo, dureza total (contenido de CaCO3) y materia orgánica soluble en agua, para sustancias que están constantemente presentes en la superficie del ánodo y crean un ambiente extremadamente agresivo para el material mismo de fabricación, provocando fallas, desgastes ó consumos prematuros.
Para mejorar el funcionamiento de los ánodos, tradicionalmente se utiliza un backfill carbonáceo a granel, que generalmente —por cuestiones económicas mal entendidas— es de muy baja calidad y sólo es posible agregarlo, con dudosa eficiencia, en suelos secos, no así en suelos inundados, arenosos, pantanosos, zonas lacustres y marinas, dónde es casi imposible su instalación y adecuado funcionamiento. Sin embargo, desde la década de 1950´s en Estados Unidos de América (EEUU) -precursora de Protección Catódica-, como estrategia de ventas, se ha difundido masivamente la creencia que la utilización de los ánodos de preempacado de backfill a granel (cannistered or canister anodes), son la solución a cualquier tipo de suelo; pero sucede como primera y principal desventaja, que una vez iniciada la operación de éstos ánodos, el contenedor metálico que almacena el backfill a granel, se desintegra por la acción electroquímica de salida de corriente del ánodo hacia el electrolito, quedando el backfill a granel sin ninguna contención. Y como segunda desventaja, al quedar el ánodo desnudo, éste descarga directamente la corriente en el electrolito, lo cual produce un fuerte consumo del material propio del ánodo con daños prematuros irreversibles.
Así ésta situación de alta frecuencia de reposición de materiales y muy altos consumos de Energía Eléctrica, se complica gravemente cuando los Dispositivos Anódicos de los Sistemas de Protección Catódica son objeto de Actos Vandálicos o Robo, provocando una fuerte repercusión económica en los Costos de Mantenimiento, al tener que llevar a cabo erogaciones no programadas para restituir las condiciones de Seguridad de los Sistemas.
Como respuesta a ésta situación, en el año 2005, la estatal mexicana PEMEX inició la instalación masiva de los Ánodos Monolíticos PROTE-CAT® en su red de Ductos Troncales a cargo de la Gerencia de Transporte y Distribución de Hidrocarburos (GTDH, Región Sur), y el año 2006, en los Ductos de Descarga de la Gerencia de Construcción y Mantenimiento (GCM, Región Sur); reportándose hasta el día de hoy, una operación y funcionamiento satisfactorio en todos los Ánodos Monolíticos PROTE-CAT® instalados, y sin ningún reporte de robo o desgaste prematuro.